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Colaboración en elDiario: El Lado Oscuro de Ligar por Apps

  • 21/11/2023. Colaboración con elDiario.es Colaboración con elDiario.es en artículo sobre redes sociales y el lado oscuro de ligar por Apps: “Después de cuatro semanas hablando con un chico me di cuenta de que no existía”: víctimas de ‘catfish’ en las apps de citas 🐟.

📲 Sonia, víctima de esta práctica de suplantación de identidad con un fin sentimental, teme por su privacidad; los psicólogos y expertos en ciberseguridad señalan que estas situaciones conllevan riesgos para las personas engañadas y recomiendan “investigar a quien tenemos al otro lado de la pantalla antes de entablar relación”, por Paula del Toro Martínez.

¿Qué lleva a alguien a suplantar la personalidad de otra persona ligando?


Celestino González-Fernández, psicólogo experto en tecnoestrés,
tras analizar casos como el de Sonia y el supuesto Álvaro, cree que la actitud de estas personas que crean la identidad falsa puede responder a varias cuestiones: desde que sean personas “con carácter manipulador que encuentran placer en el hecho de engañar a otra persona” —por lo que, dice, tendrían “características psicopáticas”— hasta responder a perfiles de personas “inseguras y demasiado introvertidas que necesitan utilizar estos métodos para relacionarse socialmente”, aún sabiendo que se está haciendo con un avatar irreal.

Tomando las explicaciones finales del supuesto Álvaro por ciertas, González-Fernández se decanta por la segunda hipótesis: “Esta persona cree que si no suplanta la identidad a una persona más atractiva no podrá tener nunca la experiencia de que una chica se interese. Incluso es probable que piense que, sin el engaño, ni siquiera tendría el acceso a hablar con ellas. Por tanto, vemos que prefiere una mentira agradable a una verdad dolorosa”, argumenta González-Fernández.

El experto señala que estos suplantadores de identidad pueden, en ocasiones, tratarse de adictos a la dopamina que les genera sentirse queridos, por lo que generalmente lo hacen una vez detrás de otra: “El simple hecho de estar hablando diariamente con alguien, poder tratarla de manera cariñosa o que le llamen guapo sabiendo que, en realidad, se lo están diciendo por una foto que no es él, le genera placer y le hace aislarse de una vida que considera infeliz. Eso le lleva a crearse una virtual amoldada a sus expectativas y a querer plasmarla con alguien una y otra vez”, dice.

Según el psicólogo, las personas que suelen hacer catfish sin ningún otro fin que no sea el de gustar son personas con baja autoestima y problemas relacionales que se crean un “avatar” adaptado a lo que le gustaría ser en la realidad: más guapo, con más estudios y con determinadas posesiones. La víctima, Sonia, cuenta en conversación con elDiario.es que detectó estas características en el suplantador: “Me dijo que tenía una carrera y un máster, algo que es imposible en su vida real si tiene 20 años. También me dijo que estaba independizado, con casa y coche propio. Guiándome por la edad, también me parece algo imposible”.

La personalidad de la víctima también es importante en estos casos, según González-Fernández. Puntualiza que suelen tratarse de perfiles dependientes emocionalmente, inseguros y que se fían mucho más de las palabras que de los hechos. “Aunque esté de moda hablar por las apps de citas, alargar mucho esta experiencia en el tiempo no es inteligente ni interesante. Si una persona detecta excusas con las que la otra persona está intentando demorar el momento de conocerse hasta por videollamada, se debería sospechar desde el primer indicio”, advierte el psicólogo.

Sin embargo, el experto en tecnoestrés apunta que no es necesario tener un perfil de baja autoestima para caer en las redes de estos engaños, sino que “nos puede pasar a todos en algún momento al usar estas apps”.

Pero las consecuencias a nivel psicológico no son iguales para todos los perfiles. Sonia vivió el engaño con intensidad pero se olvidó a los pocos días: “Esa misma noche sentí ansiedad en el momento en el que me di cuenta de que le había mandado fotos mías y de gente de mi entorno que podía utilizar como quisiese, pero al día siguiente ya se lo estaba contando a todos mis amigos entre risas y, ahora que ha pasado un mes y algo, me río de mi misma pensando en cómo pude caer en algo así”, concluye la joven madrileña.

Por contra, según el experto, las personas tímidas o demasiado dependientes a nivel emocional suelen sentir vergüenza al contar a su entorno que han sufrido catfish, por lo que no acaban de procesar el sentimiento y “pueden coger miedo, aislarse, entrar en episodios depresivos y ansiosos e incluso tener fobia a que le hagan daño y a las relaciones. Al final, acabarán escondiendo sus emociones antes de que les puedan dañar”. Es por ello que recomienda a las víctimas contarlo, ya que es algo que “nos limita mucho socialmente y puede hacer mucho daño a nivel de autoestima y confianza”.

📌 Artículo completo en elDiario.es

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